La estructura de una carta, se compone de tres partes esenciales: presentación, cuerpo y final o despedida. La presentación de una carta debe constar fecha, lugar desde donde se escribe, el nombre y cargo o función del destinatario y el primer párrafo del cuerpo del texto estará destinado a que el remitente se presente, anunciando su nombre, función social o actividad que desempeña (lo que él crea que lo caracteriza de manera más clara) y el objetivo breve de por qué le escribe al destinatario.
En el cuerpo, se explayará sobre diferentes aspectos de su comunicación. En el cuerpo deberá presentar cuáles son los objetivos de su proyecto, actividades que realizarán, el por qué es necesario contar con ayuda estatal, cifras o montos que necesitarán y para qué se utilizarán. Para esto puede valerse de estadísticas, porcentajes o resultados de estudios que hayan realizado previamente.
Por último, se despedirá del destinatario, colocando al final su nombre y su número de cédula de identidad (en general, también se firman o sellan).
Esta estructura, puede variar si la relación entre remitente/destinatario es menos formal, como las cartas que pueden escribirse dos hermanos que viven en países diferentes o amigos que se encuentran separados ocasionalmente por una estancia de estudio o viaje turístico.
Como decíamos al principio, hasta no hace muchos años, las cartas eran manuscritas, y se necesitaba guardarlas en sobres para poder enviarlas, mediante servicios de correos postales hasta el destino. Luego, podían escribirse a máquina o después, en un procesador de textos como Microsoft Word, imprimirlas y enviarlas por el mismo método.
Sin embargo, hoy en la actualidad podemos enviar cartas mediante otro método, que son los servicios de correo electrónico. Con una cuenta asociada a cualquiera de estos servicios, y una conexión a Internet podemos enviar cartas, o en sí, cualquier tipo de comunicación escrita, ya sean formales o informales.