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Tuesday, July 21, 2020

El dirigente

Nos sentimos con el deber de dar una explicación sobre el término que estamos empleando.

Hace algunos años Johanner Messner publicó un libro sumamente interesante al que tituló “Der Funktionar”. En el prólogo se dice que el personaje cuyo papel se estudia no es simplemente el empleado de una organización, aun cuando su posición sea de importancia, sino el hombre que tiene la responsabilidad profesional de representar y defender, como fueran propios, los intereses de determinado grupo, participando, así, de la jefatura de la organización. Al ser traducido este libro se le dio por título “El Funcionario”, al parecer con gran acierto. Sin embargo, el propio traducir hizo una observación atingente: no se sintió satisfecha por que la palabra “funcionario”, por regla general, está ligado a la actuación del gobierno.

En nuestro caso no sucede exactamente lo mismo, porque con claridad se distingue al funcionario público del privado.
Pero si ocurre que esta última designación es bastante imprecisa. Para nosotros no es igual decir “Funcionario” que decir “dirigente”. El dirigente es siempre un funcionario por que ejerce la función de dirigir; pero lo contrario no es cierto, ya que muchos funcionarios no dirigen.

No empleamos el término “directo”, porque con él se indica, generalmente, un puesto determinado en la organización.

En cambio, la palabra “dirigente”, por su mayor amplitud, se puede aplicar a todo aquel que tiene la responsabilidad de guiar o dirigir a otros, independientemente del grado jerárquico que le corresponda en la escala de mando.

Pues bien, el dirigente es el hombre en quien recaen las más grandes responsabilidades de nuestra época. En él encarnan las preocupaciones de una sociedad que por muchos años ha venido sufriendo los males de una conducción equivocada. A él le corresponde ahora la oportunidad de la rectificación. Pero, ¿se ha dado cuenta de ello? ¿Es consciente de todo lo que él se espera? ¿Y se ha dado cuenta de las posibilidades que se presentan en su vida? ¡Con cuanta razón Messner se mostraba extrañado cuando escribía acerca de “el funcionario”de que no hubiese aparecido ningún estudio sobre el particular! Y ciertamente, todo lo que en la actualidad ocurre no es sino un conjunto de oportunidades y urgencias, reclamos y peticiones para que “el dirigente”tome su sitio y actúe. Pero vamos a abordar este apasionante asunto- el tema final de nuestras consideraciones- sin premuras ni precipitaciones.

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