Busca en el Blog

Monday, July 20, 2020

La Dirección, su significado e importancia - La dirección y las normas fundamentales de la integración

La dirección social finca toda su actividad en las normas primarias; señala y precisa la orientación de esa actividad en las normas fundamentales de la planeación; crea la normatividad jurídica que garantice la justicia de su actuación en los preceptos fundamentales de la organización; por la dirección social actúa verdaderamente como tal se manifiesta con el dinamismo que le es propio, hasta que da vida a las normas fundamentales de la integración. La dirección social está dirigiendo hasta que engendra la corriente de integración en y a través de los grupos humanos; de todos los grupos humanos, desde el más pequeño y modesto casi de carácter celular como es la familia, hasta la comunidad nacional organizada en Estado o hasta los organismos internacionales.

En la integración, como lo vimos en su oportunidad, la dirección social tiene los deberes promocionales claramente definidos: a) la promoción de los derechos de la persona humana, y b) la promoción de la actuación de los grupos dentro de los cánones de la organización, tendientes a realizar el bien común.
¿Cuál de estos dos deberes es más importante? ¿Cuál es más urgente? ¿Cuál es más necesario? Estas preguntas, en realidad no deberían formularse si aceptamos el verdadero espíritu de la época. Los dos son igualmente importantes, urgentes y necesarios.

La pronunciación de los derechos de la persona humana es hoy una de las tareas más dignas y valiosas. Cuando las formas de la convivencia y el sentido de la civilización concurren en el mismo impulso de encubrimiento de los valores colectivos, el destino personal del hombre parece empequeñecerse hasta quedar convertido en una simple función celular. Todo habla de la importancia del número. Todo se hace a favor de lo multitudinario. Y al propio tiempo, todo se encierra en los confines del mundo. Lo colectivo y lo que se pueda realizar en la tierra, y – hemos de agregar – lo que tenga una existencia temporal, condensa o resume lo que llena los afanes de nuestra época. Por eso, si la dirección social – en aparente contradicción con lo que su propio nombre sugiere – actúa para defender los derechos que el hombre tiene para ser respetada y auxiliado en su dignísimo anhelo de lograr una perfección muy superior a todo lo que el mundo puede ofrecer y más valioso que cuanto pueda hallarse en el transcurso del tiempo, llevará a cabo una labor de incalculable mérito. ¡Y es tanto lo que el hombre necesita para vivir como hombre! ¡Está tan olvidado de su propia esencia! ¡Es tan opaca su fe en los valores trascendentes! Quisiera creer, pero las condiciones que privan en su derredor lo hunden cada vez más en su servidumbre. Es el siervo de lo colectivo y de lo terrenal, como es vasallo de la materia y del tiempo. La dirección social, si entiende su misión y su responsabilidad, habrá de crear los factores de motivación que el hombre requiere para reclamar su verdadero puesto, para hacer uso de las facultades que son inherentes a su propia naturaleza, y vivir – aún en lo pequeño y modesto de una condición humilde – como vive el ser digno y noble que lleva consigo como persona.

Y la promoción de la actuación de los grupos organizados para realizar el bien común – el propio de cada grupo en particular, y el de la sociedad en general – es el otro aspecto igualmente meritorio de la tarea que le incumbe a la dirección social.

Es, verdad, la promoción de un cambio radical en la orientación de gran parte de nuestras instituciones sociales. Es promover una civilización con el signo humanista de la auténtica justicia social – tan pregonada y tan mixtificada en el ambiente de egoísmo de grupos que hoy prevalece.

No comments:

Post a Comment